sábado, 9 de marzo de 2013

EL PAÍS DE LOS NÚMEROS

Era se una vez un mundo...que no era de chuches, ni de nubes, ni de hadas, ni brujas. Era un mundo habitado por números de colores. Todos los números adoraban a los números altos como el ocho o el nueve, pero nadie quería a los números bajos como el dos, el uno o el cero. De hecho se burlaban de ellos, les insultaban y ni por asomo se les ocurría hablarles. Un día el uno y el cero se conocieron y se hicieron muy amigos. Y así pasó el tiempo, los dos se hacían compañía y aunque les habría gustado estar con los mayores, era mejor que no estar solos... Un día el cero y el uno decidieron que estaban hartos de que se burlaran de ellos. Pensaron en vengarse pero no era lo correcto. Así que tras meditarlo largo rato decidieron hablar con los mayores, aunque fue en vano porque ellos les ignoraban. Pasaron los días el uno y el cero estaban en casa intentando hacer limonada, tristemente ninguno de ellos se sabía la receta, así que sin darse cuenta crearon una pegajosa sustancia parecida al pegamento. El cero que era muy torpe, debido a su falta de brazos, hizo volcar el tarro y el pegamento se les cayó encima. Ahora el uno y el cero estaban pegados.
¡Ahora formaban un diez!
Muy sorprendidos fueron a visitar al médico, él les explicó que se habían convertido en el número diez, un numero mítico, un número de dos cifras. Al día siguiente el diez fue a clase muy avergonzado y cabizbajo, pero nada más entrar todos sus compañeros se pusieron a aplaudir. Ahora todos los números (hasta el nueve) querían ser sus amigos. Pero el cero y el uno, que sabían lo superficiales que podían ser los mayores, decidieron renunciar a tantos amigos. Por eso acabaron jugando con sus amigos pequeños. Pasados unos días el uno y el cero decidieron quitarse el pegamento ya que les daba igual, ellos estaban con sus verdaderos amigos, los pequeños. ¿Y qué ?¿Qué tiene de malo ser pequeño se preguntaban? Y así el uno y el cero fueron felices y comieron  muchos lápices.

                      fin

Dedicado a la clase de 5º del colegio El Carmen.


lunes, 4 de marzo de 2013

Diario de un naúfrago


22 de febrero de 1967

Hace unos meses partí a un viaje extraordinario. Mi tripulación y yo íbamos ha explorar la isla del Volcán, un proyecto que quería llevar a cabo desde hace mucho tiempo. Era un viaje peligroso pero yo me arriesgué. Ahora me arrepiento. Ayer el barco encalló en una roca y el barco se hundió. Por suerte yo me agarré a un poste de madera que flotaba sobre el mar, el poste me mantuvo a flote durante toda la noche.

23 de febrero de 1967

Me levante al alba. Pero para mi sorpresa ya no estaba en el mar estaba en una isla. No podía imaginar como había llegado a esa extraña isla. Pero si quería sobrevivir tenía que investigar la isla e ir en busca de comida y agua. Me adentré en la isla, no parecía que nadie la habitase. Cuando llegué al centro de la isla me topé con una enorme montaña. Picado por la curiosidad decidí escalarla. Pase toda la mañana escalando. Y cuando por fin llegue a la cima me encontré un enorme abismo que supuraba un gas ardiente. Me di cuenta de que no era una montaña, estaba en la isla del Volcán. La isla del Volcán había sido mi única meta durante estos dos últimos años, era mi proyecto y me sabía cada rincón de la isla como la palma de mi mano. Aún tenía posibilidades de sobrevivir. Se hizo de noche y me cobije en una cueva.

26 de febrero de 1967

Pase varios días muy ocupado. Me construí una pequeña choza con paja y madera, conseguí comida suficiente para alimentarme unos días, y encontré un pequeño manantial de agua de la que voy bebiendo día a día. Ahora que tengo todo lo necesario para establecerme en esta isla, voy a continuar con mis investigaciones sobre la isla. Creo que al final conseguiré terminar las investigaciones, no esperaba toman mis notas de esta manera, pero tengo que reconocer que a sido una grata coincidencia.

30 de febrero de 1967

Ayer un enorme terremoto golpeó toda la isla. También acabó con mi cabaña y mis provisiones. Cada día en la isla me preocupan menos mis investigaciones y me preocupa más el poder sobrevivir. Hoy he vuelto a buscar comida por la isla pero ya estoy cansado de comer solo fruta y verdura. Así que hoy cambié de idea y decidí hacer algo que nunca había hecho, salí a cazar. No conseguí mucho ya que era un novato y todos los animales se burlaban de mí haciéndome tropezar y dar vueltas como un patoso, pero finalmente conseguí cazar un ave que apenas podía elevarse. Tuve que construir otra cabaña y cuando cayó el sol me cobijé bajo ella.

2 de marzo de 1967

Estos días tuve que trabajar muchísimo en reconstruir todo y conseguí pescado, carne y pieles. Fue cansado pero conseguí un rato libre para dar un tranquilo paseo sin preocupaciones alrededor de la isla. Me di cuenta de que estaba en un paraíso natural.

6 de marzo de 1967

Ya me empiezo a acostumbrar a la isla pero aún tengo la esperanza de que me rescaten y me lleven junto a mis seres queridos.

12 de marzo de 1967

Hoy fue un día intenso. Me veía solo sin compañía pensaba que no había esperanzas de volver a casa. De repente oí zumbido pensaba que el volcán iba a entrar en erupción. Por pánico a morir salí de la isla y me eche a nadar. Mi técnica no era especialmente buena pero me valdría. Aguante a flote con mi diario durante un rato pero el volcán no se movía. En ese momento me di cuenta de que ese extraño ruido era mi salvación. Me di la vuelta y detrás de mi se encontraba un barco enorme. Chapoteé en el agua y  un marinero dio la voz de alarma. Al instante muchos marineros comenzaron a lanzar salvavidas, cuando me agarré al salvavidas toda una tripulación tiró de mi.
Cuando estuve a salvo grité.
Un grito de alegría.


                                              fin